viernes, 15 de enero de 2016

Cinco años después de la ley del tabaco

Este mes de enero se cumplen cinco años de la entrada en vigor de la Ley 42/2010 de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, y diversos medios y expertos valoran sus efectos.  
Con este mismo fin, reproducimos el artículo elaborado "Cinco años de la ley del tabaco" por Rodrigo Córdoba García, profesor de la Facultad de Medicina de Zaragoza y coautor de "50 mitos del tabaco" junto a Encarna Samitier. Publicado en la sección de La Firma, en el Heraldo de Aragón el pasado sábado 9 de enero. 
En la web del CNPT, Francisco Camarelles y Rodrigo Córdoba comentan el artículo "Cinco años de coto al humo en el bar", publicado en El País también con motivo del aniversario de la ley. 

Cinco años de la ley del tabaco
Desde 2011, la ley del tabaco prohibió fumar en bares, restaurantes y locales de ocio.
Cinco años después, el balance de esta norma es muy positivo, con mejoras importantes en el ámbito de la salud, sin que se hayan registrado efectos económicos desfavorables

El 2 de enero de 2011 entró en vigor la ley del tabaco aprobada el año anterior, con el objetivo principal de proteger a la población, y particularmente a los trabajadores de la hostelería, de los humos tóxicos y cancerígenos del tabaco. La ley anterior, de 2005, cumplió este objetivo a medias, pues incluía los centros de trabajo pero dejaba fuera el sector de la hostelería y permitía una serie de excepciones que se utilizaron como un pasaporte para su incumplimiento en muchos ámbitos. Se trata de un sector muy importante, en el que trabajan casi un millón de personas y que tiene enorme visibilidad social. El mediocre resultado de la ley de 2005 fue que en Zaragoza se fumaba en el 87% de los locales de ocio antes de la ley de 2010. Estaba más que justificada una nueva fase legislativa que solucionara este grave problema.

El debate social largo y rico, favorecido por los medios, fue muy beneficioso para que la población adquiriera consciencia de su importancia y posterior cumplimiento. Como profesional de la salud preocupado por el devastador efecto del tabaquismo en la salud, presento mi propia evaluación de los cinco años de ley del tabaco en base a datos científicos y oficiales verificables.
 
En primer lugar, la mayoría de la población ha aceptado de buen grado y sin fisuras los inconvenientes de la ley a la luz de sus beneficios. El cumplimiento se sitúa por encima del 95%, gracias a la colaboración ciudadana. La exposición de la población al humo de tabaco ambiental se ha reducido en un 57%. La contaminación por partículas finas (PM 2,5) en los locales de hostelería se redujo en más de un 90% después de entrar en vigor la ley. El número de fumadores entre 2009 y 2014 se ha reducido en 1,2 millones en España (unos 36.000 en Aragón) y el resto fuman menos.

Las ganancias en salud han sido extraordinarias, con un descenso del 11% en los ingresos hospitalarios por infarto cardiaco, de un 15% en los ingresos por asma infantil y con una mejoría relevante de la salud respiratoria de los trabajadores de la hostelería, verdaderas víctimas de la situación anterior. Esto último se ha objetivado con la realización de diversos análisis pre y pos ley a diversos colectivos de la hostelería en varias comunidades autónomas.
Hay que tener en cuenta que el gasto sanitario de un fumador es hasta un 44% más elevado que del no fumador y que al dejar de fumar los costes tienden a igualarse con el paso del tiempo. Si consideramos los costes sanitarios, por días de baja laboral y pérdida de productividad, un fumador genera 1.200 euros más de costes anuales que un no fumador. La menor recaudación fiscal por descenso de ventas de tabaco se verá compensada por la reducción de la factura sanitaria. 
Las ventas de tabaco se han reducido en un 50% entre 2010 y 2015, no solo por el descenso de fumadores y el menor número de cigarrillos al día que consumen los que siguen fumando, sino por coincidir con la crisis, porque ese no era un objetivo directo de la ley. Y esto no se puede achacar al contrabando, dado que en España no explica más que un 8% del consumo.
Respecto a la hostelería, es falso que tuviera consecuencias indeseables, dado que los datos oficiales del INE revelan que el número de bares cerrados entre 2010 y 2012 fue del 2,7% del total, exactamente igual que el del pequeño comercio. Por otra parte, las encuestas de consumo revelan que repuntó ligeramente entre 2010 y 2012 por la mayor afluencia de las familias a los locales de ocio a pesar de la crisis.
La encuesta europea de presupuestos familiares, que se realiza cada año, mostró que el gasto de las familias en bares, restaurantes y cafeterías disminuyó con la crisis, pero lo hizo más en los años previos a la ley que en los posteriores. Pero además, diversas encuestas demuestran un aumento de la satisfacción de los clientes después de la ley del tabaco. Esto no es un comportamiento singular de nuestro país. Muchos estudios realizados en Estados Unidos, Irlanda, Tailandia, etc., revelaron que las leyes del tabaco no perjudican ni a la hostelería ni al conjunto de la economía.
En definitiva, balance muy positivo en términos de salud pública, factura sanitaria y clima social, sin efectos negativos significativos en el sector de la hostelería.