viernes, 30 de enero de 2015

Sobre el e-cig: Aunque la mona se vista de seda...

Incidimos de nuevo en el controvertido tema de los cigarrillos electrónicos, reproducimos a continuación las declaraciones de Rodrigo Córdoba García, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza, realizadas al periódico El País para este artículo.
"La idea de utilizar nicotina para dejar de fumar no es nueva. En los años 70 los marinos de la flota noruega de submarinos empezaron a usarla en forma de chicles para evitar el mono. El e-cig se presenta a menudo como solución para dejar el pitillo. Se insiste en que ayuda a dejar de fumar y sus vapores son inocuos. Ambas cosas son medias verdades, lo que puede ser peor que las mentiras. Los estudios sobre su eficacia para dejar de fumar son débiles e inconsistentes. La mitad de los usuarios resulta que sigue fumando cigarrillos y del resto, la mayoría recae al suspender el e-cig.
No se puede negar que para usuarios individuales puede ser una ayuda eficaz, siempre que después de un tiempo prudencial (al segundo o tercer mes) se abandone también el consumo de nicotina. La clave es romper la adicción a la nicotina, no cambiar la forma de consumo. Es cierto que el e-cig es mucho menos tóxico que el cigarrillo pero eso no le eleva a la categoría de producto bondadoso.
La inhalación es la clave del poder adictivo de una sustancia. La forma más adictiva de nicotina es la inhalada. Los chicles y los parches son más limpios y menos adictivos. Por otra parte, los vapores del e-cig contienen vapor de agua pero también partículas de nicotina, glicerol, propilenglicol, cromo, níquel... que a corto plazo son tóxicos para el sistema respiratorio de niños y enfermos y a la larga son carcinógenos. En un local cerrado, la contaminación por partículas finas liberadas por e-cigs es similar a los días más contaminados en Madrid. Los médicos no hacemos juicio moral sobre su uso recreativo y privado en adultos pero no recomendamos su uso terapéutico ni en espacios públicos."
Rodrigo Córdoba García, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza